Tendría yo unos 11 o 12 años, era una noche entre semana del mes de febrero, había salido de entrenar y aprovechando que al lado del doyang había una estética que cerraba hasta muy tarde, pasé rápido a que me dieran mi tuzada bimestral. El lugar lo atendían unas hermanas "de la vida galante", de ese tipo de mujeres que, bueno ya saben, no?
Eran tres, altas, muy delgadas, demasiado. Siempre tenían el cabello pintado de colores no iban nada bien con su tono de piel, sus uñas eran largas y mal pintadas, cejas casi inexistentes y labios rojos, siempre muy rojos.
Todos los días que pasaba por ahí las veía con un hombre distinto. Los lunes eran de "Marcos", un hombre trajeado que llegaba en una camioneta amarilla muy fea. Se metían al local, con la televisión sintonizando Ventaneando a todo volumen. Los martes y miercoles eran de "Jorge", un muchacho nada feo que siempre llevaba comida para ellas y para sus hermanas mas chicas. Los viernes eran de "Toñito", al que en la colonía de una amiga lo conocían como "El padre Alberto", llegaba puntual desde las 5pm y ahí se quedaba hasta después de las 10pm cuando yo salía de entrenar.
Yo no decía nada, al fin y al cabo, eran sus... vidas... en las que se metían todos esos señores. Yo solo iba a que me cortaran el cabello. Además, estaba más que claro que ellas eran maestras en esos asuntos del amor y la carne. Y yo como a esa edad no sabía nada de nada, pues ni me interesaba.
Total, esa noche fui a su local y me senté. La mayor fue la que me atendió, claro que las otras dos estaban también ahí pasándole las cosas o solo chismeando. Procedieron a mojarme el cabello, a retorcer mechones y sujetarlos con esas pinzas feas que usan los estilistas. Siempre que me cortan el cabello, trato no verme al espejo, no me gusta como se ve mi cabeza con tantas cosas encima.
Justo entonces, escucho que me hablan desde la calle, volteo, y veo a un niño odioso que siempre me molestaba en los entrenamientos. Y yo no entendía por qué si nunca le había hecho nada! El muy descarado sacó su celular y me tomó una foto así, con las pinzas horrendas en la cabeza.
Horrorizada le grité algo como "Largate!" y él se fue riendo muy feliz. Entonces la hermana mayor se acerca y me dice "Es un niño muy guapo, eh" y soltó su risita como de ratón pispireto. No supe que tenía eso que ver con que me tomara fotos, digo, si era guapo, pero me molestaba siempre y ni me caía bien.
Decidí ignorarla y ella a mi, continuó cortando mi cabello, y a los 5 minutos llega otro wey, que no me caía mal pero era mayor que yo y casi no le hablaba, pasó por la estética y se regresó unos pasos al verme sentada. Primero sonrió mucho, como aguantándose la risa. Y entonces por alguna razón me sonrojé muchísimo. Después sacó su celular, tomó una foto, sonrió un poco más, y me dijo "Te veo mañana". Con eso, se fue.
Por detrás de la hermana mayor, se acerca una de las menores y me dice "Ese SI está muy bien" acompañado de más risitas tontas. Yo seguía sin entender que pasaba con la relación entre su imagen y el hecho de que me tomaran fotos y ellas comenzaron todo un debate sobre cual de los dos estaba más guapo y si pudieran, con cual andarían. Terminaron de atenderme, me fui y las dejé discutiendo el mismo tema.
Una semana después, 14 de febrero, esperaba a que abrieran la puerta del vestidos de mujeres para cambiarme y ponerme los zapatos. Entonces se acerca el mocoso odioso que me había tomado la foto primero y me da una carta, me aplica el típico "te manchaste... aaaaah no, caiste!" con el que te pegan en la nariz, y se va. Yo me quedo estupefacta pero lo dejo pasar, la carta tendría que esperar.
Después de eso salí para esperar a mi mamá y se me acercó el tipo grande que me había tomado la foto después. Me dijo un "hola" muy extraño, me entregó un globo, un beso en la mejilla y se fue. Me quedé parada en la banqueta sin saber muy bien que había pasado...
Al día siguiente, entrando al doyang, dos niñas se me acercan, me pendejean y reclaman porque sus novios me habían regalado cosas, a lo que yo solo respondí "este... eh?", y se van sin decir más.
Entonces entendí, de por vida, que el 14 de febrero solo existe para causar confución, conflicto, y dolores de cabeza pensando que ridiculez regalar. Y no sé si sea por que estoy sugestionada, una coincidencia o solo el destino, pero nunca he pasado un 14 con novio, siempre cortamos antes o empezamos después.
Como sea, este domingo para mi y mis amigos será uno más en el que haremos las mismas idioteces de todos los fines de semana, sin complicaciones ni dolores de cabeza.
2 comentarios:
Interesante historia señorita Miffie. Un dia me querian golpear porque me la novia de un amigo me regalo un peluche ):
Bueno ya lo saque. Ahora vivire mas tranquilo.
Saludos madmoiselle.
Hola, creo que llegué 110 días tarde a ésta entrada en tu Blog :-(
Como sea, felicidades...tienes un estilo para escribir.. mordaz... casi delicioso. Saludos!!
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