...Mentalmente. Tranquilos. Si creyeron realmente que iba a ecribir sobre esto, pues no. Nunca lo haré. Al menos eso digo ahora...
Pues sí, ya no soy mentalmente virgen (físicamente lo sigo siendo). De eso me di cuenta hoy cuando mi papá me dijo que de inocente no tenía nada, lo que es algo muy incomodo de escuchar, sobre todo si sale de la boca del hombre que te engendró, te crió y te vio desnuda mientras te bañaban de bebé y cambiaba tus pañales. Es como correr desnuda por la calle y pasar enfrente de su oficina y que sus compañeros y amigos de trabajo te vieran. O al menos así me sentí yo.
Sucedió mientras Mago bajaba de la camioneta y entraba a su casa:
- Esa niña si está bien babotas.
- Papá, Mago no tiene nada de tonta.
- No digo que sea tonta, solo babotas.
- Mago no es tan inocente como parece, sabe lo que sucede a su alrededor...
- Es babotas, tu eres babitas. No tonta, y tu de inocente no tienes nada. Eres muy... "pícara".
En ese momento me limité a reirme nerviosamente, con esas risas psicópatas y agudas que suelto siempre que me dicen una verdad incómoda. Y lo pensé, más detenidamente, analizando el silencio de siete minutos que se presentó después de esas líneas, y la manera en que mi padre apretaba el volante entre sus dedos. Lo pensé, pensé en esas veces en que ciertamente he demostrado sin ningún tapujo que ya no soy una niña.
Nunca he sido una persona obscena, mucho menos exhibicionista. Morbosa? Puede ser. Pero parece que ese hombre con el que he vivido por los últimos 18 años se ha dado cuenta de que crecí, de que ya no juego con muñecas ni me maquillo con sets de pinturas de Mi Alegría. Y la verdad, me da mucha risa y un poco de tristeza su tristeza, por que no sé, pero si me puedo imaginar como se siente que tu única hija cresca. Sniff sniff.
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