Cuando tengo muchas ganas de escribir, pero no se me ocurre nada, voy a uno de mis blogs favoritos en tooooodo el mundo y veo cual es el tema sobre el cual los miembros escriben en la semana. No lo hago por querer entrar a Recolectivo (que obvio seria UN HONOR, pero no creo dar la talla), solo lo hago por el placer de escribir y por que a veces me gusta fantasear con que tengo que entregar mi post antes de las 0:00 para que se publique en la página. Ya saben como somos los adolescentes de soñadores e inestables.
El tema de esta semana es Piedad, y aquí va mi post...
La miré a los ojos, parada en el centro del área número 6, sintiéndome la persona más alta del mundo. Ella era bajita, morenita y gordita. Lo que se dice un taponcito de alberca, y aún así, había presentado batalla.
Me regesó la mirada, directa a mis ojos cafés, pero de alguna manera, fríos. Había algo los suyos que me decía que este combate ya era mío. Comencé a girar lentamente alrededor de ella, como si fuese yo un depredador muy hambriento y ella un roedor indefenso. Sentí como se dibujaba en mis labios una sonrisa, esa que dicen que pongo cuando estoy a punto de decir algo muy afilado, irónico e inclusive ofensivo. También sentí como mi ceja izquierda se levantaba insolente mientras la derecha se agachaba malévola.
Lo siguiente, no lo recuerdo muy bien. Fue como actuar por instinto. Lo último que recuerdo antes de eso, fue haber cerrado el comabate (esto es, pegar mi cuerpo contra el del contrincante) y levantado la pierna derecha. Después de eso, todo se me viene a la mente como flashazos de cámaras fotográficas.
La pobre niña llorando, agarrándose la cara. Yo sin saber que hacer. Mi profesor habándome, diciéndome cosas como: Es tuyo. Ganamos! Tranquila, va a vivir. Respira, y entra a terminar. También había sangre.
Un paramédico entró a revisarle la nariz a la otra muchacha. Yo me quedé parada desde mi lado del área, viendo todo. Algo en mi cabeza no dejaba de gritarme que lo había logrado, que estábamos en el Nacional, todo por lo que había trabajado tan duro. Algo en mi pecho, en mis venas, se sentía mal por la niña. Pero, ni modos! Así es esto del Tae Kwon Do a nivel olímpico.
El árbitro volvió a llamarnos a combate. Me planté frente a ella, su rostro hinchado embarrado con una mezcla de lágrimas y sangre. Le había partido la nariz. Si esta niña tiene un baile en su escuela, se va a sentir muuuuuy mal, pensé mientras me quitaba de encima sus patadas furiosas que me pasaban rozando el cuerpo sin llegar a ser puntos sólidos. Menos mal que aquí en México no acostumbramos eso de los formals, ni proms o homecomings, la vocecilla de mi cabeza me contestó.
Sonó el silbato anunciando el fin de la pelea. El árbitro nos llamó al centro y levantó su mano derecha, indicándole al público que estuviera viendo ese combate que yo había ganado. Me volteé eufórica hacia mi profesor, quien me sonrió abiertamente (algo que casi nuca hace), me calmé un poco y me agache para estar más a la altura de la hinchada cara de mi ex-contrincante.
- Buen combate, amiga. Tal vez el año siguiente - sonreí y le di medio abrazo.
- El año que viene.
Saludé a su profesor, recogí mis cosas y abandoné el lugar cuando los demás de la selección terminaron.
Eventualmente fui al Nacional.
Regresé el año siguiente al Estatal y pasé a la etapa Regional, justo un año después de haberle roto la nariz a esa pobre niña. Entrenaba en la UNAM, eso lo recuerdo bien.
Giré mi rostro por una fracción de segundo para ver el marcador. 5-4. Bien, solo necesitaba un punto más para tener esto más o menos seguro y después podría dedicarme a evitarla. Estaba planeando mi estrategia para sembrarle el siguiente punto, cuando sentí que un trailer me arrollaba la cabeza.
El árbitro paró la pelea, y yo no sabía por que, si todo iba de maravilla. Vi confundida que se acercaba a mi cara y me hablaba. Yo levantaba mis manos mientras le decía : Todo bien, la pelea, sigue la pelea caray!
Me hizo caso y dio inicio. Comence a moverme despacio, buscando estabilidad en mis pasos, y de repente alguien (no se si del público o si fue mi entrenador) gritó detrás de mi: Médico!
El árbitro volvió a parar la pelea y llamó al médico. Yo indignada di media vuelta para ver quien me estaba quitando el tiempo. De pronto, todo se volvió borroso y por un momento, mi ojo izquierdo no me funcionaba correctamente. Sentí algo líquido escurriendo por mi mejilla. Con mi ojo derecho pude ver a mis compañeros y a mis papás. Tenían una expresión preocupada en sus rostros.
El médico revisó mi ojo. No había nada malo con él. Solo me habían cortado la mejilla muy cerca del ojo, lo que había provocado el sangrado y que se me hinchara la cara. Después de eso, todo se fue en picada. No podía ver, me dolía toda la cabeza, y sentía como si tuviera una piedrita adentro de mi cráneo dando vueltas cada que daba un paso. Pero logré llegar al final del combate.
Perdí. El árbitro levantó la mano que no estaba de mi lado y se quitó de enmedio. Me di la vuelta para recoger mis cosas pero una mano me tocó la espalda y volteé. Era mi contrincante.
- Buena pelea, - le dije casi irónica - disfruta el Nacional.
Claro que no iba a darle el gusto de ganarme y de hablar primero, todo el mismo día!
- Si... Quizá el año siguiente. - sonrió y se dio la vuelta.
Fue cuando la reconocí. El taponcito de alberca había vuelto por su venganza. Ni modos, me recordé el pensamiento de un año atrás, así es esto del Tae Kwon Do.
3 comentarios:
pwned cual noob.
no mames!
si, creo nos contaste eso, que cosas del tae.
te quiero negra (:
"pwned cual noob" xD que mas puedo agregar entonces?
Oye me pasa casi igual, imaginandome yo con hora de entrega para mi reportaje- culpo a mis malditos heroes: spiderman/superman..
:D Porque en "unos de mis blogs favoritos en tooooodo el mundo" no linkea al salivablog?
Saludos!!
Publicar un comentario